Estas Navidades han sido extrañas. Más que el año pasado las he vivido de una manera distinta a como eran antes. No hebía pedido nada. No se me ocurría nada que pedir. ¿Qué podía pedir? ¿Libros? ¿Ropa? ¿Algun aparato que no necesito? ... No pedí nada.
Porque las cosas que realmente deseo no me las van a traer. En otras ocasiones, empezaba el año soñando con que esa petición sería escuchada por alguien, que me contestaría y me lo daría.
Este año es diferente. Este año me siento mucho más fuerte. Lo soy. Y ese regalo que siempre quise, que pedía en silencio, me lo buscare yo. Puedo hacerlo sola.
Siempre me sentí bien confiando en que vendría solo. Hoy no me gusta la idea.
A partir de ahora me encargare de ser feliz yo misma. Puede que tarde en lograrlo... pero, sin duda, más tiempo me llevaría si esperase a que apareciese bajo el árbol.
Estoy a gusto conmigo misma.
Realmente ha sido una feliz navidad.
sábado, 25 de diciembre de 2010
viernes, 24 de diciembre de 2010
Lo reconozco
Creí que no me doleria. Que todo iría mejor a partir de ese momento en que soltase las llamas que me consumían. Ha resultado que me equivocaba. Porque el fuego ha sido sustituido por un frío glaciar. Y empiezo a dudar sobre si hice bien.
domingo, 19 de diciembre de 2010
Viejos textos que apuñalan
Puede que ante los ojos del mundo su rostro no fuese el más hermoso, puede que su cuerpo delgado no fuera según el canon el más perfecto, puede que cualquier dentista pudiese encontrar en su sonrisa variados problemas… pero para mí era la más bella. Sus ojos brillaban como lejanas esmeraldas, sus mejillas se tensaban encantadoras y su frente se fruncía arrancándome sonrisas... Y de pronto, sin saber cómo había ocurrido, me encontré abrazándome a él, apretándolo contra mi cuerpo y descubriendo que incluso su aroma tenía en mí contradictorios efectos relajándome y despertando, al mismo tiempo, cada célula de mi piel a la espera de una caricia.
Recuperé el control de mi mente y mis pensamientos para sentir como sus manos titubeaban en mi espalda, sin comprender mi llanto, sin entender por qué me aferraba a él con tal desesperación. “Soy el naufrago que se agarra a un posible rescate, esperando mantenerse a flote en un agitado, frío y despiadado mar de desesperanza.” Me aparté, separándome lentamente de él, suplicando en silencio por que me retuviera junto a él. No lo hizo y me senté en el banco mientras juntaba las manos entrelazando los dedos. Contemplé, al tiempo que mi oscuro cabello se interponía entre nosotros ocultando mi rostro, mis maltratadas zapatillas de deporte y me concentré en impedir que cualquier sonido escapase de entre mis resecos labios. Una lágrima, salada y refrescante rodó sobre mi enrojecida piel hasta mi barbilla, desde donde cayó para estrellarse con el suelo.
Se sentó en el banco, manteniendo una prudencial distancia que me hirió mucho más que una puñalada en el pecho y contuve el sollozo que amenazaba con sacudir mi cuerpo.
Ya en casa, consciente de lo improbable que era que mi idea funcionara pero consciente también de que debía intentarlo, dejé la mente en blanco por unos segundos y regresé como una fría y objetiva crítica, dispuesta a analizar y hundir al objeto de mi estupida ilusión. En pocos minutos y basándome en los cánones establecidos encontré numerosos desperfectos…solo me hicieron falta otros pocos minutos para comprender que esas extravagancias eran algunos de los importantes motivos causantes de mi situación, que cada uno de esos fallos me encantaba y que jamás los hubiera cambiado. Irritada, frustrada, desistí en mi penoso intento por sacarme de la cabeza su mirada, su sonrisa, su voz, la manera en que arrugaba la nariz, su manera de hablar, su forma de moverse, su expresividad…
Me dejé caer sobre la cama y, acurrucada entre mis peluches, lloré una vez más.
Los días pasaban uno tras otro sin que yo lograse concentrarme y los profesores, que consideraban que el despiste propio de principios de curso debía estar ya superado, me miraban suspicaces al verme suspirar con pena mientras tomaba apuntes en mis pulcros cuadernos.
Recuperé el control de mi mente y mis pensamientos para sentir como sus manos titubeaban en mi espalda, sin comprender mi llanto, sin entender por qué me aferraba a él con tal desesperación. “Soy el naufrago que se agarra a un posible rescate, esperando mantenerse a flote en un agitado, frío y despiadado mar de desesperanza.” Me aparté, separándome lentamente de él, suplicando en silencio por que me retuviera junto a él. No lo hizo y me senté en el banco mientras juntaba las manos entrelazando los dedos. Contemplé, al tiempo que mi oscuro cabello se interponía entre nosotros ocultando mi rostro, mis maltratadas zapatillas de deporte y me concentré en impedir que cualquier sonido escapase de entre mis resecos labios. Una lágrima, salada y refrescante rodó sobre mi enrojecida piel hasta mi barbilla, desde donde cayó para estrellarse con el suelo.
Se sentó en el banco, manteniendo una prudencial distancia que me hirió mucho más que una puñalada en el pecho y contuve el sollozo que amenazaba con sacudir mi cuerpo.
Ya en casa, consciente de lo improbable que era que mi idea funcionara pero consciente también de que debía intentarlo, dejé la mente en blanco por unos segundos y regresé como una fría y objetiva crítica, dispuesta a analizar y hundir al objeto de mi estupida ilusión. En pocos minutos y basándome en los cánones establecidos encontré numerosos desperfectos…solo me hicieron falta otros pocos minutos para comprender que esas extravagancias eran algunos de los importantes motivos causantes de mi situación, que cada uno de esos fallos me encantaba y que jamás los hubiera cambiado. Irritada, frustrada, desistí en mi penoso intento por sacarme de la cabeza su mirada, su sonrisa, su voz, la manera en que arrugaba la nariz, su manera de hablar, su forma de moverse, su expresividad…
Me dejé caer sobre la cama y, acurrucada entre mis peluches, lloré una vez más.
Los días pasaban uno tras otro sin que yo lograse concentrarme y los profesores, que consideraban que el despiste propio de principios de curso debía estar ya superado, me miraban suspicaces al verme suspirar con pena mientras tomaba apuntes en mis pulcros cuadernos.
Quiero compartirla contigo y no puedo
Que rabia me da. Me dan ganas de darme una paliza a mi misma. Por idiota. Por no bastarme con estar bien yo para ser feliz. Porque cuando veo a alguien que me importa hundirse siempre intento hacer algo. Siempre. Y no solo por esa persona. Sino porque sino me hundo yo también en la mierda. Y ahora estoy mal, idiota de mi, porque no te puedo ayudar.
jueves, 16 de diciembre de 2010
Me preguntan si me dio vergüenza? Me sorprendió..Por que habría de avergonzarme lo que siento?
O de lo que pienso? También me tiene que dar vergüenza lo que quiero, lo que deseo, lo que anhelo?
Que tiene de malo? De vergonzoso? Por que lo escondes?
Estoy descubriendo que me gusto y que ya no necesito como antes gustar a los demás.
Y esto me gusta también. Soy feliz. Estoy a gusto conmigo misma.
Y ahora que lo he logrado, no voy a permitir que NADIE logre hacer que yo me rechace.
Sabes lo que significa? Que en ese aspecto no tienes poder o influencia alguna sobre mi.
O de lo que pienso? También me tiene que dar vergüenza lo que quiero, lo que deseo, lo que anhelo?
Que tiene de malo? De vergonzoso? Por que lo escondes?
Estoy descubriendo que me gusto y que ya no necesito como antes gustar a los demás.
Y esto me gusta también. Soy feliz. Estoy a gusto conmigo misma.
Y ahora que lo he logrado, no voy a permitir que NADIE logre hacer que yo me rechace.
Sabes lo que significa? Que en ese aspecto no tienes poder o influencia alguna sobre mi.
lunes, 13 de diciembre de 2010
A veces quiero pensar que todo acabara pronto.Todo el nerviosismo,todo el dolor,toda la angustia.
A veces incluso quiero acabar con los momentos de risa que me hacen pasar tardes y noches melancólicas.
A veces no me apetece pensar en ti, no sentir todo esto.
Quiero llorar y dejar que mi cuerpo se hunda en una blanda sensación templada.
A veces incluso quiero acabar con los momentos de risa que me hacen pasar tardes y noches melancólicas.
A veces no me apetece pensar en ti, no sentir todo esto.
Quiero llorar y dejar que mi cuerpo se hunda en una blanda sensación templada.
sábado, 11 de diciembre de 2010
Bocetos de sonrisa
El día no ha empezado de la mejor manera pero sin embargo me siento como esos días de vacaciones en los que el Sol parece brillar con fuerza solo por y para ti...
Puede que este aprendiendo a apreciar las cosas tal y como son. Puede que por fin sea capaz de sonreir con naturalidad y que mis ojos vuelvan a tener su alegria de antaño.
Me inunda la esperanza.
Puede que este aprendiendo a apreciar las cosas tal y como son. Puede que por fin sea capaz de sonreir con naturalidad y que mis ojos vuelvan a tener su alegria de antaño.
Me inunda la esperanza.
domingo, 5 de diciembre de 2010
Zumbidos en el aire
Necesito gritar, saltar, correr, moverme a toda velocidad partiendo de la inmovilidad más absoluta... ya no puedo soportar esta rutina por más tiempo
sábado, 4 de diciembre de 2010
Compartir
Soledad. Me siento sola. De una manera horrible, fría, que penetra en mi interior y me congela la sangre. Porque, al igual que la alegria, necesito compartir todo esto que me llena, que me desborda. Pero descubro que no hay nadie. Que las personas que llegan a entender como me siento no están. Y, para los demás, es como buscar orden y sentido al romper de las olas del mar sobre las rocas.
¿Dónde estas? Crei que siempre podría hablarte. Creí que podría llorar contando con que tu me lo prohibieses. Creí que tu me entenderías siempre y podrías ayudarme. Y ahora resulta que estas sordo. Que has enmudecido. ¿Que ha pasado? Contesta. Quiero saberlo.
Puede que esta no sea más que otra ilusión rota, otro sueño rasgado, otra apariencia que cae.
¿Dónde estas? Crei que siempre podría hablarte. Creí que podría llorar contando con que tu me lo prohibieses. Creí que tu me entenderías siempre y podrías ayudarme. Y ahora resulta que estas sordo. Que has enmudecido. ¿Que ha pasado? Contesta. Quiero saberlo.
Puede que esta no sea más que otra ilusión rota, otro sueño rasgado, otra apariencia que cae.
Por favor.
No me confundas más. Te lo pido por favor. Te lo suplico. Será el último punto de la larga lista de deseos que te confesé. Tal vez te preguntes por qué debes escucharme… Por todas la veces que no quisiste oírme, por todas en las que yo te dí lo que anhelabas, por todas las tardes que pase a tu lado, por cada momento que llore para que no llorases, por cada instante de felicidad, por todos los segundos de miradas cómplices, por cada caricia, cada sonrisa, cada suspiro de felicidad…
Por todo eso. Porque, aunque no lo haya logrado, siempre intente darte todo lo que necesitabas. Por favor, hazlo tu también.
jueves, 2 de diciembre de 2010
Abre los ojos, depierta...
¿Por qué hay gente que cree que después de hacernos sufrir, de hacernos llorar, de hacer que nos humillemos... creen que pueden pedirnos que todo vuelva a ser rosa? ¿Que todo sea como antes? ¿Que te mueras de ganas de volver a su lado y seguir soñando como si nunca hubiese ocurrido?
Me disculpo por no olvidar tan rapida ni facilmente.
Me disculpo por no olvidar tan rapida ni facilmente.
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