Hubo un tiempo en el que creí que podía vivir sin nadie, bailando sola y descalza sobre el hielo. Y entonces llegó él, nació de las lágrimas que caían desde mi rostro entre mis pies, ya insensibles. Se levantó y quedó frente a mí, tendiéndome la mano. Y sentí un cosquilleo que fue como si una hoguera ardiese sobre mi piel tras tanto tiempo de frío. Y me acerqué a él, y pasamos meses abrazados, descongelando mi corazón, rompiendo la dura coraza que me envolvía… Y viví por y para él, sin comprender lo frágil que era todo pues para mí no había nada más suave que un beso suyo en la frente, sus dedos rozándome la piel o su voz susurrándome al oído. Creí todo lo que me decía porque una voz tan hermosa no podía mentir y confié en que los pequeños sobresaltos se alejarían sin provocar grandes daños.
Cuando ahora pienso en ello, sonrió, olvidando los días en que llore hasta quedarme dormida con el móvil en la mano, esperando esa llamada; ignorando las tardes a su lado en silencio, sin saber cómo disculparme, sin saber por qué debía hacerlo... Olvidé cada minuto que sufrí porque, a pesar del llanto y del dolor, nunca estuve tan bien como entonces. Porque por cada momento de pena me dio otros muchos de felicidad…
Y cuando estoy en el bus, con un libro abierto sobre las rodillas, y levanto la vista, no puedo evitar mirar con una media sonrisa a la pareja que se mira como si no hubiese nada más. Y los envidio y quiero parar el tiempo y sentir lo mismo yo también. Pero nada ocurre y comprendo que aún tendré que esperar. Puede que mucho… pero no desespero porque se que la espera merecerá la pena.
Ayer me dolio imaginar como seria todo si volviesemos. Me dolio de lo bonito que era todo. Y llore. Porque creí que ya lo había aceptado. Sabía que seguías ahí, como una fotografía oculta bajo unos milimetros de polvo... Y alguien la ha quitado y me ha dejado ver la perfección de ese mundo tras la imaginación.
http://www.youtube.com/watch?v=Q3Kvu6Kgp88
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